14 de feb. de 2010

La Voz de Galicia 14/02/2010

Trilingüismo armónico para O Meco
Teatro en Punto parodió el decreto sobre el gallego al leer el pregón del entroido ante más de mil compostelanos en la praza do Toural

Había muchas probabilidades de que la lengua, o las lenguas, se convirtiesen en mofa y befa del primer acto del entroido, la subida de O Meco al balcón del Pazo de Bendaña. Así ocurrió, y la culpa de que el acto se convirtiese en un show de trilingüismo armónico, en cierto modo, fue del propio Meco, que este año viene con tres lenguas con los colores de otras tantas banderas, y no tanto de Teatro en Punto, la compañía encargada de leer ayer el pregón del entroido de Santiago.

En cualquier caso, los compostelanos gozaron del escarnio y maldecir de Gloria Rico, Roberto Leal y Fernando Campo, los tres actores de Teatro en Punto, esconjurando así el frío polar que se colaba por todas las esquinas de O Toural, que se llenó con más de mil personas ávidas de dar paso a las carnestolendas ante el medio ambiente glacial. A la hora prevista, haciendo honor a su nombre, los actores de Teatro en Punto, subieron al estrado de O Toural caracterizados de presentadores de gala televisiva y ataviados con impresionantes trajes de noche para iniciar una suerte de parodia del trilingüismo armónico que el Gobierno autonómico quiere llevar a la práctica.

Y quien mejor que una gallega, Gloria, un argentino, Roberto, y un Pelegrín , Fernando, representante de la tercera de las lenguas, el «eurocastrapo», para hacer la «traslación, ascensión e coronación do Meco» como inicio del entroido. Un Meco que, según la leyenda y Teatro en Punto, es de O Grove. Aquí, no hace muchos siglos, había un crego muy mujeriego que decía que todo andaba al revés. Y las féminas, lógicamente, andaban tan hartas que en ese momento mismo le aplicaron la consuetudinaria ley de violencia de género de aquellos tiempos y lo ahorcaron. Así lo cuenta, con otras palabras, el padre Sarmiento, quien recuerda que la higuera donde supuestamente lo ahorcaron existía cuando él vivía en O Grove. Y, como ocurre ahora, el caso es que tras un paripé de juicio, O Meco no fue condenado a muerte. Cuando a Montero Ríos le preguntan por el desastre del 98, todas las culpas son para O Meco. Tal vez por eso Santiago, en el siglo XIX, hace resurgir su figura, pero para quemarlo. Y en esas estamos.

M. Beceiro 14/2/2010


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